Periódico HOY

Ricky Martín, desenchufado pero entregado a su público
_Vicglamar Torres Colaboradora diario HOY
10 de noviembre, 2006
Luego su presentación de miércoles en el Rey Theater de Los Angeles y la firma de autógrafos en México, el turno fue para Nueva York, donde reunió a cientos de jovencitas y jovencitos para presentar y promocionar su nueva producción "Ricky Martin MTV Unplugged". En la tienda de discos FYE, de la calle 51 en Manhattan, Ginger Ortiz, fue una de las primeras en saludar al astro boricua Ricky Martín. “El la reconoció le dijo con esa misma mirada dulce de siempre que se acordaba de ella. Él es muy dulce”, comentó emocionada la mamá de Ginger al diario HOY. Ginger tiene 25 años y padece parálisis cerebral y estuvo entre los fanáticos a quienes el cantante les dedicó especialmente unos minutos. “Para ella la música de Ricky siempre ha sido una terapia. Yo le digo que le haga los coros y ella, aunque no habla, los tararea”, insistió la señora Ortiz, quien además asegura sentirse orgullosa de su paisano boricua, “porque él además de un gran artista tiene una calidad humana fuera de serie.”Y es que la labor humanitaria de Ricky Martín es lo que lo ha tenido últimamente en el tapete. Reconocido por la Academia de la Música como personalidad del año en la reciente entrega del Latin Grammy, el cantante boricua lanzó una advertencia a quienes trafican con niños y les declaró la guerra, aunque según declaró a la periodista Griseida Díaz recientemente “se trata de una guerra de amor porque lo que quiero es crear una abolición de la esclavitud infantil de una manera positiva.”
Y a este artista querido tanto en el mercado anglo como latino, fue recibido por una larga fila de fanáticos, con quienes el clima ayer fue generoso y los hizo esperar a las afueras de la tienda de discos sin pasar tanto frío.Antes de las cuatro de la tarde, el público se agolpó esperando entre suspiros y gritos, con el CD en la mano para ver a Ricky. Cada auto de vidrios oscuros que aparecía arrancaba gritos para decepcionar a la fanaticada, hasta que llegó una camioneta, desde la que descendió Ricky Martín, protegiéndose del frío con una chaqueta de cuero marrón y despojarse de ella penas cruzó la puerta. De franela marrón y pantalón marrón recibió la lluvia de flashes ante los que posó amable, como siempre y se dispuso a firmar autógrafo y fotografiarse con esos fanáticos que estuvieron esperando por ese momento más de una semana.

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